Mitología de la Atlántida

El origen de la Atlántida se remonta a la unión entre el dios griego del mar, Poseidón, y una mortal llamada Clito, quien vivía en una isla vasta y fértil que, según la mitología griega, sería conocida más tarde como la Atlántida.
Clito era la hija de Evenor y Leucipe, los únicos habitantes humanos de la isla antes de la llegada de Poseidón. Al enamorarse de Clito, Poseidón decidió hacerla su esposa y protegerla creando un paraíso en la cima de una montaña, rodeado por una serie de anillos concéntricos de tierra y agua, formando un complejo sistema de canales que protegían y adornaban la isla.
Poseidón y Clito tuvieron diez hijos, cinco pares de gemelos. El mayor de estos hijos fue Atlas o Atlante, quien se convirtió en el rey supremo de la Atlántida. El nombre de Atlas fue dado no solo a la isla, sino también al océano que la rodeaba, el Atlántico, lo que refleja la importancia y el poder que Atlas y su reino tenían en el mundo antiguo según el mito. Atlas fue descrito como un rey sabio y poderoso, bajo cuyo gobierno la Atlántida prosperó y se convirtió en una civilización avanzada, rica en recursos naturales, con un profundo conocimiento en arquitectura, ingeniería y navegación.
Los otros nueve hijos de Poseidón también gobernaron distintas regiones de la Atlántida, formando una especie de confederación bajo la autoridad de Atlas. Aunque cada uno de estos reyes tenía poder sobre su propio territorio, todos debían lealtad y obediencia a Atlas, quien mantenía la unidad y el orden en la Atlántida. La isla, bajo su reinado, no solo alcanzó un gran desarrollo material, sino que también se destacó por sus templos magníficos, palacios lujosos, y un estilo de vida que reflejaba la abundancia y el poder del lugar.
Sin embargo, con el tiempo, la Atlántida cayó en la decadencia. A medida que los descendientes de Atlas y los otros reyes se alejaron de las virtudes que Poseidón había inculcado en sus ancestros, la avaricia, la corrupción y el deseo de poder se apoderaron de ellos. Esta decadencia moral llevó a que la Atlántida se volviera arrogante y agresiva, intentando expandir su dominio más allá de los mares. Según la narración de Platón, esta degeneración provocó la ira de los dioses, quienes decidieron castigar a la Atlántida con un cataclismo que sumergió la isla en el océano, haciendo que desapareciera para siempre.
Aunque la Atlántida fue destruida, el legado de Atlas perduró en la mitología griega. Su nombre se convirtió en símbolo de poder y resistencia, reflejado no solo en el nombre del océano Atlántico, sino también en las historias que han inspirado a generaciones posteriores. La Atlántida, y especialmente su rey Atlas, sigue siendo una de las historias más fascinantes de la mitología antigua, un relato que mezcla grandeza, tragedia y la inevitable caída de una civilización que, en su apogeo, parecía imbatible.
Creación detallada y reparto de la Atlántida
Según se cuenta la leyenda, los dioses distribuyeron la tierra en parcelas, estableciendo templos y sacrificios. A Poseidón le correspondió la isla de Atlántida, la cual pobló con sus descendientes nacidos de una mortal en un lugar particular. En el centro de la isla había una llanura frente al mar, la más hermosa y fértil, con una montaña baja a unos cincuenta estadios del mar. En esta montaña vivía Evenor, uno de los hombres nacidos de la tierra, junto a su esposa Leucipe. Ambos tuvieron una única hija llamada Clito.
Cuando Clito alcanzó la edad para casarse, sus padres fallecieron. Poseidón, al desear a Clito, la hizo su esposa y, para proteger la colina donde vivían, la rodeó con anillos de tierra y mar, alternando entre dos anillos de tierra y tres de mar. Estos anillos, cavados a partir del centro de la isla, mantenían la colina inaccesible para los humanos. En esa época aún no existían los barcos ni la navegación. Poseidón, siendo un dios, moldeó la isla, creando dos fuentes subterráneas, una de agua caliente y otra fría, y generando alimento variado y abundante. Engendró y crió a cinco pares de gemelos varones, y dividió la isla de Atlántida en diez partes, entregando la mayor y mejor al primogénito de los primeros gemelos, a quien nombró rey sobre los demás. A cada uno de los otros les asignó el gobierno de muchas personas y de vastas regiones.
A todos les dio un nombre. Al mayor y rey, del cual derivan los nombres de la isla y el océano Atlántico, lo llamó Atlante. El gemelo que nació después recibió el nombre griego de Eumelo, y en la lengua local, Gadiro, siendo este nombre el origen de la región Gadirica (Gades, Cádiz).
A los que nacieron en segundo lugar les puso los nombres de Anferes y Evemo; a los del tercer par, Mneseo y Autóctono; al cuarto par, Elasipo y Méstor; y al quinto, Azaes y Diáprepes. Estos y sus descendientes vivieron en la isla durante muchas generaciones, gobernando no solo Atlántida, sino también muchas otras islas del océano y extendiendo su dominio hacia regiones interiores, incluyendo Egipto y Etruria.
La estirpe de Atlante creció en número y prestigio, transmitiendo la monarquía siempre al mayor de los descendientes del rey, manteniendo así la dinastía a lo largo de muchas generaciones. Acumularon riquezas incomparables y se abastecieron de todo lo necesario tanto en la ciudad como en el resto del país. Aunque importaban muchas cosas debido a su imperio, la isla les proveía la mayoría de lo necesario. Extraían minerales valiosos, incluido el oricalco, el metal más preciado después del oro. La isla también era rica en recursos forestales, y alimentaba tanto a animales domésticos como salvajes, especialmente elefantes, que eran muy numerosos.
Además, la isla producía en abundancia todo tipo de alimentos, tanto cultivados como silvestres, así como plantas fragantes, raíces, y frutos, todos ellos esenciales para la vida. Con estos recursos, construyeron templos, palacios reales, puertos, astilleros y organizaron toda la región de manera cuidadosa y estructurada.
Notas sobre Atlas de Poseidón vs Atlas de Prometeo
No se debe confundir a Atlas/Atlante hijo de Poseidón con Atlas, el hermano mayor de Prometeo, aquel que participó en la titanomaquia y al que Zeus castiga a cargar sobre sus hombros la bóveda celeste para toda la eternidad.
El mismo Atlas que en uno de los trabajos de Heracles, cuando va en busca de las manzanas de las Hespérides, pues él se encuentra con este Atlas, que es el padre de las Hespérides y lo engaña para conseguir esa misión, si recordáis en el programa que hicimos de Heracles. Bueno, pues de este titán, de este segundo Atlante, es de donde procede el nombre del pueblo norteafricano que Heródoto sitúa en su mapa del mundo conocido.
De este Atlas, hermano de Prometeo, también surgiría un Atlante al que Diodorocículo le dedica varios pasajes en su obra. Lo describe como el pueblo más civilizado que existía al oeste del Nilo que habitaba en grandes ciudades que estaban situadas al oeste del lago Tritonis. Un pueblo que fue atacado por las Amazonas Libias, quienes tomaron su capital, que era Cerne, que estaba en una isla atlántica.
Así pues estos atlantes también están en una isla, rodeados de agua, son un pueblo muy civilizado y además nos dice Diodorocículo que como consecuencia de terremotos las partes de Libia cercanas al océano sumergieron al lago Tritonis y lo hicieron desaparecer.
Este otro pueblo Atlante también sufrió catástrofes naturales, como les pasaron a los atlantes platónicos y la consecuencia de los terremotos fue que el mar sumergiera parte de Libia y formara el lago. Existe esta curiosa conexión que genera confusión entre la Atlántida y este pueblo del Atlas.