La Atlántida de Platón

La Atlántida, esa enigmática y legendaria isla, ha fascinado a la humanidad desde que fue mencionada por primera vez en los escritos de Platón.

Los Diálogos de Platón

Platón, en sus diálogos, presenta la Atlántida como una poderosa y avanzada civilización que existió hace más de 9,000 años antes de su tiempo.

Según estos textos, la historia de la Atlántida fue transmitida a Solón, un legislador y político ateniense, por sacerdotes egipcios de la ciudad de Sais, quienes a su vez afirmaban haberla recibido de sus ancestros. Drópides, hermano de Solón es el que se supone que guardaba la documentación relacionada con esta historia. El abuelo de Critias es el que escuchó la historia de Solón y éste, discípulo de Sócrates,  la transmite en el diálogo.

Este relato, recogido por Platón, se convierte en la base de uno de los mitos más perdurables de la humanidad.

Una de las claves más importantes a tener en cuenta es que Platón reitera que el relato es «real» e incluso cita a toda la cadena de personajes de la época que le hacen llegar la información. César Guarde Paz,  doctor en Filosofía, Sinólogo y presidente de la Sociedad de Atlantología Científica (SAIS) es un experto en Platón. Guarde Paz considera impensable que Platón mezclara fábula con realidad porque eso le hubiera generado un enorme desprestigio en su época. Si Platón asegura que ese relato es real, es porque los hechos sucedieron tal como los relató y por tanto creía en la veracidad de los mismos.

Timeo y Critias

Este mítico lugar, cuya historia ha sido contada y recontada a través de los siglos, tiene sus raíces en los diálogos del filósofo griego, específicamente en el «Timeo» y el «Critias». En los dos se establece un diálogo entre Sócrates y otros tres personajes, que son Tímeo, Critias y Hermócrates. En el primer diálogo, en Tímeo, se habla del estado ideal.

Sócrates les plantea a sus tres interlocutores el deseo de escuchar una exposición que describa el funcionamiento concreto de un estado que pueda considerarse ideal. Critias toma la palabra y lo que hace es contar una historia que él había escuchado de niño por boca de su abuelo, que es llano Nagenario, al cual, a su vez, se lo había contado el famoso legislador Solón. Esta historia se refería a una hazaña muy importante que habían llevado a cabo los atenienses de antaño.

Esta es una de las traducciones de las palabras de Platón:

Admiramos muchas y grandes hazañas de vuestra ciudad, pero una de entre todas se destaca por su importancia y excelencia. En efecto, nuestros escritos refieren cómo vuestra ciudad detuvo en una ocasión la marcha insolente de un gran imperio, que avanzaba desde el Océano Atlántico sobre toda Europa y Asia. En aquella época se podía atravesar aquel océano porque había una isla delante de la desembocadura que vosotros llamáis de las Columnas de Heracles. Esta isla era mayor que Libia y Asia juntas y de ella los de entonces podían pasar a otras islas y de las islas a toda la tierra firme que se encontraba frente a ellas y estaba rodeado por el océano auténtico… En dicha isla, Atlántida, había surgido una confederación de reyes grande y maravillosa que extendía su poder sobre ella y muchas otras islas, así como partes de la tierra firme. En ese continente dominaban también los pueblos de Libia, hasta Egipto, y de Europa hasta Tirrenia.

Toda esa potencia unida intentó una vez en un ataque esclavizar a toda vuestra región, y la nuestra, y el interior de la desembocadura. Entonces, Solón, el poderío de vuestra ciudad se hizo famoso entre todos los humanos por su excelencia y audacia, pues superó a todos en valentía y en artes guerreras, dirigió en un momento a la lucha a los griegos, y más tarde se vio obligada a combatir sola cuando los otros desertaron, corrió los peligros más extraordinarios y dominó a quienes nos atacaban. Alcanzó así una gran victoria e impidió que los aún no esclavizados lo fueran y al resto, a cuantos habitábamos más acá de los confines heraclidas, nos libertó generosamente. Posteriormente, tras un violento terremoto y un diluvio extraordinario, en un día y una noche terribles, vuestra clase guerrera se hundió de golpe toda bajo tierra, y la isla de la Atlántida desapareció de la misma manera, hundiéndose en el mar. Por ello aún ahora el océano es allí intransitable e inescrutable, porque lo impide la gran masa de arcilla que produjo la isla al hundirse en aquel lugar y que se encuentra sumergida a poca profundidad.

Acabas de oír un resumen, Sócrates, de lo que contaba el anciano Critias según noticias de Solón.

Solón, en el año 570 a.C., había viajado a Egipto, concretamente a la ciudad de Saís, que estaba en el delta del Nilo. Allí entabla conversación con los sacerdotes de la ciudad a quienes les va a contar los hechos de lo que él considera la más remota antigüedad griega.

Lo más antiguo que él conocía era el famoso mito del diluvio de Eucalion y Pirra. Los  sacerdotes se quedan perplejos le explican que en el pasado ha habido muchas otras destrucciones de hombres, desaparecieron los más sabios y quedaron sólo los iletrados e incultos, que ignoraron la escritura durante generaciones.

Según este sacerdote con el que habla Solón, existió la Atlántida, un gran imperio, pero también muy insolente, que habitaba una gran isla situada delante de las columnas de Heracles. Una isla de gran tamaño, que era mayor que Libia y Asia juntas y desde la cual se podía pasar tanto a otras islas como de allí a tierra firme. Esta gran isla estaba rodeada por un gran mar y era gobernada por una confederación de reyes cuyo dominio se extendía, desde Libia hasta Egipto y luego por Europa hasta Tirrenia, que sería la Italia occidental, con lo cual era un imperio bastante importante.

Después le explican que los atlantes avanzan intentando esclavizar a otros pueblos, a Atenas, a Egipto y también el interior de la desembocadura en la que esta isla se asentaba. Entonces, ante este gran avance, los atenienses van a tomar el mando del ejército, encabezando un ejército de griegos. Todos los griegos de otras polis fueron cayendo hasta que se quedaron solos los atenienses y solo ellos fueron capaces de acabar con los atlantes y de liberar a estos pueblos que habían sido dominados.

Es posible descargar ambos textos clásicos en múltiples formatos en la página web Project Gutenberg: Timeo y Critias.

¿Quiénes eran Timeo y Critias?

Timeo y Critias son personajes de los diálogos de Platón que llevan sus nombres, pero también son figuras históricas reales.

En el diálogo «Timeo», Timeo de Locri es presentado como un pitagórico, un filósofo procedente de Locri, una ciudad en el sur de Italia. Aunque la existencia histórica de Timeo de Locri es incierta, en el diálogo de Platón, Timeo es quien expone una cosmología detallada, una explicación del universo desde una perspectiva filosófica. Su discurso es uno de los más extensos en la obra de Platón y se centra en la creación del cosmos por un demiurgo o creador divino. La elección de Timeo como personaje podría deberse a su supuesta afinidad con el pensamiento pitagórico, que tenía una gran influencia en la filosofía griega.

Critias, en cambio, fue un personaje histórico muy relevante en la Atenas del siglo V a.C. Era un miembro de la aristocracia ateniense y uno de los Treinta Tiranos, un régimen oligárquico impuesto por Esparta tras la derrota de Atenas en la Guerra del Peloponeso. Critias era tío de Platón, y aunque era conocido por su brillantez intelectual, también tenía fama de ser un político despiadado y violento. En el diálogo «Critias», es el personaje que narra la historia de la Atlántida, un relato sobre una civilización avanzada que habría existido y desaparecido mucho tiempo antes.

En los diálogos de Platón, Timeo y Critias son utilizados como vehículos para exponer ideas filosóficas y cosmológicas. Mientras que Timeo es una figura más nebulosa con conexiones a la filosofía pitagórica, Critias es una figura histórica concreta, lo que le añade un nivel adicional de complejidad y de resonancia política al diálogo que lleva su nombre.

Timeo

Platón escribió Timeo alrededor del año 360 a.C., un diálogo conocido principalmente por el mito de la Atlántida. El Critias se considera una continuación del Timeo y ambos textos forman un relato único sobre la Atlántida.

En el Timeo Platón presenta La Atlántida como una isla-continente situada más allá de las columnas de Hércules (Estrecho de Gibraltar). Esta ha sido una de las referencias que han apoyado la hipótesis de que la Atlántida pudiera estar ubicada en Doñana.

Según Platón, Poseidón, el dios del mar, había fundado esta tierra, dividiéndola entre sus hijos, quienes gobernaban con justicia y sabiduría. Para más información ver el artículo monográfico Mitología de la Atlántida.

Se la describe como una civilización avanzada y rica, con una organización social y política ejemplar. Los atlantes intentaron conquistar las tierras orientales del Mediterráneo pero fueron derrotados por los antiguos atenienses.

También se explica que la Atlántida fue destruida por un cataclismo, hundiéndose en el océano.

Critias

El «Critias» detalla la geografía, organización política y decadencia de la Atlántida.

El «Critias» profundiza en los detalles de esta civilización, describiendo sus impresionantes palacios, templos y ciudades, todos construidos con una arquitectura avanzada y decorados con materiales preciosos como el oricalco, un misterioso metal brillante.

La Atlántida no solo era poderosa en términos materiales, sino también en su capacidad militar, gobernando sobre otras islas y partes del continente.

Platón comienza a narrar cómo los atlantes, inicialmente virtuosos, se vuelven corruptos y ambiciosos, lo que provoca la ira de los dioses. El relato se interrumpe justo cuando Zeus convoca a los otros dioses para decidir el castigo adecuado para la Atlántida, dejando a los lectores sin la resolución final de la historia​​​​.

Esta interrupción ha sido objeto de especulación y debate entre los estudiosos, algunos de los cuales sugieren que Platón pudo haber dejado el diálogo incompleto intencionalmente, o que simplemente no vivió lo suficiente para terminarlo. Otros piensan que podría haber sido una estrategia literaria para provocar reflexión y discusión sobre los temas presentados.

La Caída de la Atlántida

Sin embargo, esta civilización no estaba exenta de defectos. Con el tiempo, los atlantes se volvieron corruptos y ambiciosos, alejándose de las virtudes y los principios que les habían hecho grandes. Según Platón, esta decadencia moral provocó la ira de los dioses, quienes decidieron castigar a la Atlántida. En un solo día y noche de infortunio, la isla fue destruida por un cataclismo, sumergiéndose en el océano y desapareciendo para siempre.

El gran enigma

La Atlántida de Platón, ya sea mito o realidad, sigue siendo uno de los enigmas más cautivadores de la historia. Los diálogos del «Timeo» y el «Critias» no solo nos ofrecen una visión de una civilización perdida, sino que también nos invitan a reflexionar sobre la naturaleza humana y las consecuencias de nuestros actos. Mientras continúe la búsqueda de la verdad detrás de esta historia, la Atlántida seguirá ocupando un lugar especial en nuestra imaginación colectiva.

Geografía de la Atlántida de Platón

Tanto la geografía del continente como la descripción de los habitantes la desarrolla Platón en el en el Critias, en el que conversan los mismos personajes que en Tímeo.

Platón nos dice que cuando los dioses olímpicos se repartieron el mundo,  Poseidón, el dios griego del mar (Neptuno, para lo romanos), gracias a su victoria sobre los titanes, le tocó como botín en el reparto del mundo la soberanía de todas la aguas. Según se explica en la Ilíada, vivía en un palacio de oro en el fondo del mar. También recibió una gran isla escarpada, cuyo centro era una gran llanura, en medio de la cual se levantaba una montaña baja por todas partes que distaba unos 50 estadios del mar. Según el autor los estadios equivalen a una cosa u otra.

Si hacemos una media aproximadamente de unos 160 metros por estadio, le separaría del mar aproximadamente unos 8 kilómetros a esta llanura que nos dice Platón. En esta colina habitaba Ebenor, que era uno de estos seres nacidos de la tierra, con su esposa Leucipe y con su hija Clito, que se queda huérfana en su pubertad.

Poseidón se une a ella y para defenderla crea la isla, construyendo una serie de anillos alternos de tierra y mar, dos de tierra y tres de mar, cavados a partir del centro de la isla y a la misma distancia de todas partes, para de esta manera convertir esta colina en un lugar inaccesible. También crea dos fuentes, una de agua fría y otra de agua caliente.

En los texto de Platón se explica que estaba separada del lejano continente por una hilera de islas llenas de frutales, sin tener ningún punto de contacto con la tierra de lo que ahora es la península ibérica.

Los habitantes de esta tierra canalizaban el agua y cultivaban una enorme llanura central. Tenían muchísima madera, animales domésticos y salvajes, como por ejemplo los elefantes, a los que Platón cita expresamente, raíces, flores, frutos, legumbres y todo tipo de árboles.

En el centro de la isla estaba la Acrópolis con el Palacio Real, que se construyó donde había estado la Casa Materna. Es decir el edificio original del dios Poseidón, donde habría procreado a los gemelos varones. En este recinto había un templo dedicado a Poseidón y Clito, que estaba rodeado de una valla de oro. Y un segundo templo, también dedicado a Poseidón, que estaba recubierto de plata y con cúpulas de oro.

El interior también lo describe Platón con un techo de marfil, oro, plata y oricalco. Las paredes y los suelos también recubiertos de este mismo metal, que recordemos que era más valioso que cualquier otro sector oro. Luego que tenían imágenes en oro, tanto de Poseidón como de las Nereidas.

También había esbotos de particulares en oro y en oricalco. En el exterior había estatuas de oro de la familia real y estos esbotos de particulares y de las regiones que dominaban, así como un gran altar.

Abrieron un canal profundo y amplio para permitir el acceso al mar hasta el centro de la ciudad, creando también un puerto en el que entraran las naves más grandes. También abrieron otros canales secundarios que permitirán el acceso a los trirremes, aparte de dirigir la corriente de agua hacia el bosque sagrado de Poseidón. Esto en cuanto a los anillos de mar. Cada anillo de tierra estaba rodeado por una muralla de piedra.

La muralla que rodeaba el anillo exterior estaba además recubierta de hierro, la interior de caseterita y oricalco. Habían colocado torres defensivas y puertas sobre los puentes que habían realizado con piedras que extraían de la tierra. Estas piedras eran de tres colores, blanco, negro y rojo.

Construyeron palacios, baños, hipódromos, grandes puertos, templos y llevaron la guerra no sólo en dirección al oeste hasta el lejano continente, sino también hacia el este, llegando a Egipto e Italia.

El famoso metal oricalco, que etimológicamente significa cobre de montaña, se considera que era una aleación, de distintos minerales, posiblemente cobre, zinc, plomo, de níquel o hierro.

Recreación artística de la Atlántida por Rocío Espín Piñar.

El manantial de la Acrópolis

Este tema tiene un paralelismo con el relato de la Atlántida que hace Platón. El filósofo griego explicó con precisión que había un manantial en la Acrópolis que fue tomado siempre por una fábula mítica, sin embargo fue descubierto accidentalmente en 1938 por un terremoto y en 1960 un equipo de arqueólogos certificó su coincidencia con los textos platónicos.

Este hallazgo fue significativo, ya que el manantial estaba relacionado con la mitología griega, específicamente con la historia de la disputa entre Atenea y Poseidón por el dominio de la ciudad. Se cree que el manantial, ubicado en una cueva cerca del Erecteion, fue parte del santuario dedicado a Erecteo, un rey mítico de Atenas.

Este descubrimiento arrojó nueva luz sobre las prácticas religiosas y la historia de la Acrópolis. La disputa entre Atenea y Poseidón provocó que este último  hiciera brotar el manantial en la colina (National Geographic).

Interpretaciones y debates

¿Relato histórico o alegoría?

El relato que hace Platón de la Atlántida ha generado innumerables interpretaciones y teorías a lo largo de los siglos. Algunos estudiosos consideran que Platón utilizó la historia de la Atlántida como una alegoría para transmitir sus ideas filosóficas sobre la política y la moral. Otros creen que podría haber una base histórica detrás del mito, sugiriendo que la Atlántida podría haber sido una civilización real que sucumbió a un desastre natural, posiblemente inspirada en eventos como la erupción de Thera (Santorini).

En la antigüedad, figuras como Crántor y Posidonio consideraron el relato como histórico, mientras que otros, incluyendo Aristóteles, lo vieron como una invención platónica.

A pesar de la falta de evidencia arqueológica concluyente, la Atlántida sigue siendo un tema de fascinación y especulación. La narrativa platónica de una civilización avanzada que cayó por su propia arrogancia resuena aún hoy, sirviendo como un recordatorio sobre los peligros del exceso y la corrupción.

La traducción de los 9.000 años de Platón

Hay autores que opinan que las traducciones de modernas de Timeo y Critias son incorrectas en algunos aspectos. Suponen que esos 9000 años responden al tiempo transcurrido desde que se produjo la guerra (o desde el final de Atenas y Atlantis) hasta la época presente de la conversación de Solón con los sacerdotes.

Según ellos Platón está hablando de un lapso de tiempo que pertenecía al pasado y no
del tiempo transcurrido desde el origen de la guerra hasta el tiempo en el que se desarrolla
la conversación. Este análisis sugiere, según los analistas. que la cifra de 4000 o 1000 años sea más probable que los 9000 que se citan en las traducciones.

Atlantis frente o en la boca de las Columnas de Hércules

También sobre la traducción de Timeo y Critias hay una polémica en relación a la ubicación exacta de la Atlántida descrita por Platón. Se argumenta que la expresión griega clásica «pro tou stomatos» (ante la boca) denota proximidad y se refiere a una ubicación cercana y visible, nunca lejana.

Entonces, la ubicación de la Atlántida según Platón en el diálogo «Timeo», estaría situada justo ante las Columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar), no más allá ni en lugares remotos como el Caribe o América.

Quién fue Platón

Platón fue un filósofo griego que vivió entre el 427 y el 347 a.C. Es uno de los pensadores más influyentes en la historia de la filosofía occidental. Platón fue discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles, formando parte de una tríada fundamental en la filosofía griega.

Platón fundó la Academia en Atenas, una de las primeras instituciones de educación superior en el mundo occidental. Su filosofía se centra en la idea de que el mundo que percibimos con los sentidos es solo una sombra de una realidad más profunda y verdadera, la cual denominó el mundo de las Ideas o Formas. Según Platón, estas Ideas son perfectas, eternas e inmutables, y el mundo físico es solo una copia imperfecta de estas.

Uno de sus diálogos más famosos es «La República», donde describe su visión de una sociedad ideal gobernada por filósofos-reyes. Platón también exploró temas como la justicia, el amor, el conocimiento y la naturaleza del alma.

Su influencia perdura hasta hoy, ya que sus ideas han sido fundamentales para el desarrollo de la filosofía, la política, la ética y la educación en Occidente. Su pensamiento continúa siendo objeto de estudio y debate en múltiples disciplinas.

Lista de las principales obras de Platón

1. Apología de Sócrates. Este diálogo presenta la defensa que Sócrates hace durante su juicio en Atenas, donde es acusado de corromper a la juventud y de impiedad. Platón retrata la integridad moral y la filosofía de Sócrates, destacando la importancia de la búsqueda de la verdad y la virtud.
2. Critón. Ambientado en la prisión de Sócrates, este diálogo muestra a Critón tratando de persuadir a Sócrates para que escape de su ejecución. Sócrates argumenta sobre la justicia, la legalidad y el deber de obedecer las leyes, incluso cuando resultan desfavorables.
3. Fedón. Narra las últimas horas de Sócrates antes de su muerte. Explora temas como la inmortalidad del alma, la teoría de las formas y la virtud. Es una reflexión profunda sobre la muerte y el más allá.
4. El Banquete (Simposio). Una serie de discursos sobre la naturaleza del amor (Eros) durante un banquete ateniense. Cada personaje ofrece su perspectiva, culminando con la concepción de Sócrates y Diotima sobre el amor como un medio para alcanzar la belleza y la sabiduría eternas.
5. La República. Una de las obras más influyentes de Platón, donde explora la justicia, la naturaleza del Estado ideal y el alma humana. Introduce la alegoría de la caverna y la teoría del filósofo-rey, proponiendo que los gobernantes deben ser filósofos para garantizar una sociedad justa.
6. Fedro. Trata sobre el amor y la retórica. A través de un diálogo entre Sócrates y Fedro, Platón examina el alma, la locura divina y la importancia de la comunicación efectiva y ética.
7. Gorgias. Un examen crítico de la retórica y la sofística. Sócrates debate con Gorgias y otros sobre si es mejor cometer injusticia o sufrirla, cuestionando el valor de la oratoria sin un fundamento moral.
8. Menón. Explora si la virtud puede ser enseñada. Introduce la paradoja de Menón y presenta la teoría de la reminiscencia, sugiriendo que el aprendizaje es un proceso de recordar conocimientos innatos.
9. Timeo. Un diálogo que ofrece una cosmología detallada. Platón describe la creación del universo por un demiurgo (artesano divino), discutiendo la naturaleza del mundo físico y el lugar del hombre en él.
10. Critias. Continuación del «Timeo», cuenta la historia de la mítica Atlántida y su enfrentamiento con la antigua Atenas. Explora temas de política y moralidad, aunque el diálogo queda inconcluso.
11. Parménides. Un diálogo complejo donde se cuestiona la teoría de las formas de Platón. A través de la conversación entre un joven Sócrates y el filósofo Parménides, se examinan paradojas sobre el uno y lo múltiple.
12. Teeteto. Centrado en la epistemología, investiga la naturaleza del conocimiento. Sócrates y Teeteto discuten definiciones como «el conocimiento es percepción» y «el conocimiento es opinión verdadera».
13. Sofista. Sigue al «Teeteto», profundizando en la distinción entre el sofista, el filósofo y el estadista. Aborda temas como el ser y el no-ser, y la posibilidad de la falsedad.
14. Político (El Estadista). Explora la naturaleza del liderazgo y la política. Busca definir al verdadero estadista y cómo debe gobernarse una sociedad para alcanzar el bien común.
15. Filebo: Un diálogo sobre el placer y el intelecto. Sócrates y Filebo discuten qué vida es mejor: la dedicada al placer o al pensamiento racional.
16. Eutifrón. Antes del juicio de Sócrates, discute con Eutifrón sobre la piedad y la justicia. El diálogo cuestiona si lo piadoso es amado por los dioses porque es piadoso o si es piadoso porque es amado por los dioses.
17. Ion. Analiza la naturaleza de la inspiración poética. Sócrates conversa con el rapsoda Ion sobre si su habilidad es un arte basado en el conocimiento o una inspiración divina.
18. Leyes. La última y más extensa obra de Platón. A diferencia de «La República», presenta una visión más pragmática de cómo deben estructurarse las leyes y las instituciones en una ciudad-estado.
19. Crátilo. Un estudio sobre el lenguaje y la etimología. Examina si los nombres de las cosas reflejan su verdadera naturaleza y cómo el lenguaje se relaciona con la realidad.
20. Lisis. Un diálogo sobre la amistad. Sócrates investiga qué es lo que hace que dos personas sean amigas y la naturaleza del amor y el deseo en las relaciones humanas.

Las obras de Platón son fundamentales para la filosofía occidental. A través de sus diálogos, no solo preserva las enseñanzas de Sócrates sino que también desarrolla sus propias teorías sobre metafísica, epistemología, ética y política. Sus escritos invitan al lector a participar activamente en la búsqueda de la verdad y la comprensión del mundo.

Estudios e investigaciones relacionados

• Pérez Martel, José María. 2010. La Atlántida En Timeo Y Critias: Exégesis De Un Mito Platónico. Fortunatae, n.º 21 (junio), 127-45. https://www.ull.es/revistas/index.php/fortvnatae/article/view/3619.