Hidratación en personas mayores de 80 años

Hidratación en personas mayores de 80 años

Una pregunta frecuente respecto a la hidratación de personas mayores de 80 años es ¿Cuánta agua debe tomar al día para mantenerse correctamente hidratada? 

En la alimentación de personas mayores, no sólo es importante una dieta antienvejecimiento con antioxidantes, sino también es fundamental una correcta hidratación. Para calcular cuánta agua debe tomar una persona al día, es importante tener en cuenta varios factores, como la edad, el peso, la actividad física y el estado de salud. Aunque no existe una fórmula universal, una recomendación común es la de 30 a 35 mililitros de agua por kilogramo de peso corporal.

Para una mujer de 88 años y 80 kg:

  • 30 ml x 80 kg = 2400 ml (2.4 litros)
  • 35 ml x 80 kg = 2800 ml (2.8 litros)

Por lo tanto, la ingesta recomendada sería de entre 2.4 y 2.8 litros de agua al día. Sin embargo, dado que es una persona mayor, es importante consultar con un médico para ajustar esta recomendación según sus necesidades específicas de salud y posibles condiciones como problemas renales o cardíacos. Además, en personas de edad avanzada, la sensación de sed puede disminuir, por lo que es fundamental prestar atención a una hidratación adecuada.

Patologías a tener cuenta en la hidratación de personas mayores

Varias patologías pueden influir en la cantidad de agua que una persona debe tomar para mantenerse bien hidratada. Estas condiciones pueden aumentar o disminuir la necesidad de líquidos y es importante ajustar la ingesta de agua en función de ellas.

Algunas de las principales patologías son:

1. Insuficiencia renal:

Las personas con insuficiencia renal (especialmente en etapas avanzadas) pueden tener dificultades para eliminar el exceso de líquidos. En estos casos, el médico suele restringir la ingesta de agua para evitar la sobrecarga de líquidos, que puede causar hinchazón, presión arterial alta y problemas cardíacos.

2. Insuficiencia cardíaca:

En pacientes con insuficiencia cardíaca, el corazón no bombea eficazmente, lo que puede causar acumulación de líquidos. Esto lleva a la necesidad de limitar la cantidad de líquidos para evitar sobrecargar el sistema circulatorio.

3. Enfermedades hepáticas (cirrosis):

La cirrosis puede causar retención de líquidos en el abdomen (ascitis) o en las extremidades. Para controlar estos síntomas, los médicos suelen recomendar restricciones en la ingesta de líquidos.

4. Diabetes:

La diabetes mal controlada, especialmente en casos de hiperglucemia (altos niveles de azúcar en sangre), puede causar deshidratación debido a una mayor pérdida de líquidos por la orina. En estos casos, puede ser necesario aumentar la ingesta de agua.

5. Infecciones o fiebre:

Las infecciones y la fiebre aumentan las necesidades de líquidos debido a la pérdida de agua a través de la transpiración y la respiración rápida. En estos casos, es recomendable incrementar la ingesta de agua para prevenir la deshidratación.

6. Enfermedades gastrointestinales:

Condiciones como diarrea, vómitos o colitis pueden llevar a la pérdida rápida de líquidos y electrolitos. En estos casos, es crucial reponer líquidos, a menudo con soluciones de rehidratación que contengan sales minerales.

7. Hiponatremia:

Una ingesta excesiva de agua puede diluir los niveles de sodio en la sangre, causando una condición llamada hiponatremia. Es más frecuente en personas con problemas renales o en ciertos tratamientos médicos, y en estos casos, es necesario restringir el consumo de líquidos.

8. Problemas respiratorios crónicos (EPOC, enfisema):

Las personas con enfermedades respiratorias crónicas pueden perder más líquidos a través de la respiración, lo que puede aumentar la necesidad de hidratación.

9. Desórdenes endocrinos (hipotiroidismo, síndrome de secreción inadecuada de ADH):

Algunas condiciones endocrinas, como el síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIADH), pueden causar una retención excesiva de agua y, por tanto, los médicos pueden recomendar reducir la ingesta de líquidos.

10. Medicamentos:

Algunos medicamentos, como los diuréticos, utilizados para tratar la hipertensión o insuficiencia cardíaca, incrementan la eliminación de líquidos a través de la orina, lo que puede aumentar las necesidades de agua. En contraste, otros medicamentos pueden requerir restricciones en la ingesta de líquidos.

11. Problemas neurológicos:

  • En algunos casos de demencia o enfermedades neurológicas, las personas pueden perder la capacidad de reconocer la sensación de sed, lo que aumenta el riesgo de deshidratación. Aquí es esencial monitorizar la ingesta adecuada de líquidos.

Cada patología puede tener un impacto específico en la cantidad de agua que debe consumirse, por lo que es fundamental consultar con un médico que ajuste la ingesta de líquidos a la situación de salud de la persona.

¿Qué síntomas puede tener una persona mayor de 80 años que no se hidrate suficientemente?

La deshidratación en una persona de 88 años puede tener efectos graves y manifestarse con una variedad de síntomas, algunos de los cuales pueden confundirse con otras afecciones, lo que hace que sea especialmente importante reconocerlos. Entre los síntomas más comunes de la deshidratación en adultos mayores se encuentran:

1. Sed disminuida o ausente:

Aunque la sed es una señal clásica de deshidratación, en las personas mayores, la sensación de sed puede estar alterada, lo que las lleva a no reconocer que necesitan beber agua.

2. Boca y labios secos:

La sequedad en la boca, lengua y labios es un síntoma típico de falta de hidratación.

3. Piel seca o pérdida de elasticidad:

La piel deshidratada puede sentirse seca y puede perder su elasticidad. Si se pellizca suavemente, puede tardar más tiempo en volver a su posición normal (signo de turgor disminuido).

4. Orina oscura o de bajo volumen:

La orina oscura, con olor fuerte, o la disminución en la cantidad de orina son señales claras de deshidratación. En casos graves, puede haber poca o ninguna producción de orina (oliguria o anuria).

5. Fatiga o debilidad:

La deshidratación puede causar una sensación general de fatiga, debilidad o letargo. Esto puede ser más pronunciado en personas mayores debido a su vulnerabilidad.

6. Confusión o desorientación:

Uno de los síntomas más peligrosos de la deshidratación en los ancianos es la confusión, que puede parecerse a un episodio de demencia o deterioro cognitivo repentino. La deshidratación puede afectar la función cerebral, lo que provoca desorientación, pérdida de memoria o cambios de humor.

7. Mareos o aturdimiento:

La falta de hidratación puede provocar mareos, especialmente al ponerse de pie (hipotensión ortostática), lo que aumenta el riesgo de caídas y fracturas.

8. Dolores de cabeza:

La deshidratación puede provocar dolores de cabeza debido a la falta de agua en los tejidos, incluida la deshidratación cerebral.

9. Palpitaciones o frecuencia cardíaca elevada:

Cuando el cuerpo está deshidratado, el volumen de sangre disminuye, lo que puede hacer que el corazón trabaje más rápido para mantener la presión sanguínea y el flujo adecuado a los órganos vitales.

10. Estreñimiento:

El agua es esencial para el funcionamiento adecuado del sistema digestivo. La falta de hidratación puede causar estreñimiento.

11. Pérdida de apetito:

La deshidratación puede causar una reducción del apetito e incluso náuseas, lo que puede empeorar el problema al disminuir la ingesta de líquidos y alimentos ricos en agua.

12. Presión arterial baja:

La deshidratación puede disminuir el volumen de sangre, lo que puede llevar a una caída en la presión arterial, especialmente al cambiar de posición.

13. Calambres musculares:

La pérdida de líquidos y electrolitos puede llevar a calambres musculares, especialmente si la deshidratación es prolongada o severa.

14. Irritabilidad o cambios en el comportamiento:

Las personas mayores deshidratadas pueden volverse más irritables, ansiosas o apáticas.

15. Ojos hundidos:

Los ojos hundidos y secos son un signo visual de deshidratación en etapas más avanzadas.

16. Problemas renales:

En casos graves, la deshidratación prolongada puede afectar la función renal y conducir a insuficiencia renal aguda o crónica.

17. Fiebre o escalofríos:

La deshidratación también puede provocar fiebre baja, y en casos extremos, puede causar un aumento en la temperatura corporal o incluso escalofríos.

Dado que las personas mayores son más vulnerables a las complicaciones de la deshidratación debido a cambios en su cuerpo relacionados con la edad, es fundamental estar atentos a estos síntomas y tomar medidas preventivas para asegurar una hidratación adecuada. En caso de sospecha de deshidratación, se debe buscar atención médica de inmediato, ya que puede ser una situación potencialmente peligrosa en esta población.


Autor: webneet | Artículos

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